En un entorno privilegiado, rodeado de montes y vegetación, se encuentra un monumento que invita a la reflexión y al descanso. Se encuentra a escasos 30 minutos en coche de Pamplona y a cinco kilómetros de distancia del embalse de Yesa.
Al pie de la sierra de Leyre, el Monasterio de San Salvador de Leyre se encuentra en una atmósfera de paz, que con su arquitectura recoge una parte importante de la historia, la cultura, el arte y el pensamiento.
Se trata de uno de los conjuntos monumentales más atractivos y entrañables de Navarra. Según la documentación, este monumento ya se menciona en 848 y su historia está ligada al reino de Navarra.
Durante el siglo XI y X, fue refugio de los reyes y obispos de Pamplona. Su máximo esplendor lo alcanzó en tiempos de Sancho García el Mayor, de su hijo García de Nájera y su nieto Sancho de Peñalén.
Por dentro del Monasterio, la cabecera del coro y la cripta se construyeron en estilo románico. Desde el siglo XI la cripta sirvió de panteón real. Dentro de ella se encuentran los sepulcros de varios reyes de Navarra.
La iglesia monacal de San Salvador es el punto central del monasterio y tuvo gran importancia en el desarrollo de la arquitectura monacal en España. El Monasterio de Leyre esconde magníficos tesoros como la cripta del s. XI, la bóveda gótica o la «Porta Speciosa», un perfecto pórtico románico del s. XII.
Llama la atención el exterior de los tres ábsides semicirculares de igual altura y una configuración lineal muy interesante desde el punto de vista estilístico. En el ábside se encuentra la cripta y la cabecera del coro a la cual se incorpora la nave central. La cabecera del coro es la parte más antigua e importante del templo.
La cripta posee un ingreso de características muy peculiares y carente de decoración, en el que se advierten los comienzos de la arquitectura románica. El interior tiene unas potentes columnas hundidas en el suelo y coronadas por sencillos pero bellos capiteles.
No obstante, no solo el interior del recinto es espectacular, sino también los alrededor. Por fuera, puedes descubrir la naturaleza que lo rodea con dos paseos que partes desde el propio monasterio. Uno de ellos, de 250 metros, conduce hasta la Fuente de las Vírgenes, donde se encuentra un merendero.
El segundo, de 30 minutos, conduce a la Fuente de San Virila, un manantial pequeño localizado en la Sierra de Leyre cuyo nombre homenajea al monje que fue abad del Monasterio en el año 928.
Según la tradición, Virila no comprendía el misterio de la eternidad del cielo ni de su interminable felicidad. Un día fue atraído por los trinos de un ruiseñor y se adentró en el bosque. Extasiado, permaneció oyendo al pajarillo durante 300 años y al volver creyendo que sólo había transcurrido un rato, los monjes tuvieron que recurrir al archivo para reconocerle.
En ese momento el pajarillo volvió y Dios se le apareció para hacerle comprender que la felicidad celestial era muy superior a la sentida al oir el canto del ruiseñor.
También, para los más atrevidos, hay un camino a la cima del monte Escalar de 1302 metros donde se obtiene una panorámica preciosa sobre el embalse de Yesa y los Pirineos.
En la página web del Monasterio de Leyre se puede encontrar toda la información para conocerlo a fondo. Se frece la posibilidad de hacer un recorrido por la historia de Navarra reflejada en el conjunto monumental que custodia muchos de los secretos del Viejo Reyno.
El recorrido dura más o menos una hora, se explica la historia del monasterio, la leyenda de San Virila, la Ilgesia Abacial, el panteón de los Primeros Reyes de Navarra, la Porta Speciosa y la espectacular cripta, que muestra el arte románico más antiguo. El precio de la visita turística incluye el acceso a la cripta y a la iglesia. El horario es de 10 a 18 horas.
