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SAN FERMÍN

Villar López, la fotógrafa navarra que lo dejó todo por su pasión: "Abandoné un trabajo fijo"

La fotógrafa Villar López es una de las más reconocidas en Navarra por su trabajo en la agencia Efe y su pasión por el Camino de Santiago que plasmó en un libro. 

Villar López Vallés (Autorretrato, cortesía de la autora)
Villar López Vallés (Autorretrato, cortesía de la autora)

Villar López Vallés, pamplonesa de nacimiento en 1971, aunque su esencia está impregnada por la sangre ribera que fluye en sus venas: su arraigo corellano es innegable, no solo en el nombre. Posee una personalidad audaz y convicciones profundas; sabe lo que busca y está dispuesta a librar batallas por alcanzarlo.

Tras una década dedicada al ámbito sanitario, un día dejó atrás su bata blanca para emprender desde cero el desafiante sendero del fotoperiodismo. Actualmente desempeña su labor como fotoperiodista en la agencia Efe, formando parte de su equipo; sin embargo, el precio para llegar hasta aquí fue elevado.

La narrativa de los caminos se entrelaza estrechamente con la historia de Villar. No solo ha recorrido senderos y rutas en su vida, sino que también ha peregrinado a Compostela en todas sus variadas facetas.

La idea de transitar en solitario no le intimida; es autora del libro titulado "iWay" (Editorial: Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 2013), una obra que va más allá de un simple compendio de fotografías. Aunque en su formato pueda parecer diminuto, su contenido es un hermoso compendio de vivencias en los caminos hacia Santiago durante cuatro años, ilustrado con fotografías: una verdadera joya literaria.

A pesar de su manifiesta fortaleza es muy discreta, no tiene afán de notoriedad, reconoce que le han enseñado así. Por ello nos hemos empleado a fondo para que nos desvele las dificultades que encuentra un fotoperiodista de agencia en la faena del día a día; en su caso agravado por su condición de mujer con inadmisibles casos de discriminación.

El talento y la sensibilidad de Villar López se manifiestan cuando añade a una foto que es noticia pura y dura, un alto componente artístico. Caso de la instantánea de la Cabalgata de Reyes de Pamplona 2018 que fue seleccionada por The New York Times como foto representativa de la fiesta de la Epifanía. Es lo que el gremio denomina una “foto milagro” pues la los profesionales intentan conseguirla cada año con poca fortuna.

La Virgen del Villar de Corella delata sus raíces, ¿quién de su familia era corellano?

Mi madre, yo he nacido en Pamplona. Otros se iban a Benidorm o a Salou, mi infancia y las vacaciones las pasé en Corella.

¿Le gusta el moscatel corellano?

Cada vez lo hacen mejor. No bebo mucho, algo en fiestas. Desgraciadamente no he podido ir últimamente; entre la pandemia y estos dos últimos años que he tenido que trabajar.

Hay conocidos personajes con apellido Villar como el expresidente de la Real Federación de Futbol Ángel María Villar, ¿provoca confusionismo su nombre al entenderse como apellido?

Un clásico. Ayer mismo, fui a recoger la acreditación para una prueba ciclista y no aparecía. ¿Mira en apellido Villar? Efectivamente ahí estaba.

Antes de aterrizar en el mundo de la fotografía, ¿a qué se dedicaba?

Siempre he elegido profesiones pare sentirme parte activa de la sociedad. Estudié técnico especialista en laboratorio, estuve trabajando varios años en un hospital y en la Sanidad Municipal del Ayuntamiento de Pamplona. Mas tarde, surgió la oportunidad de trabajar como auxiliar en una oficina de farmacia; me gustaba pues es el primer lugar donde acude el ciudadano.

Tras haber trabajado 10 años como sanitaria llega un día que se lía la manta a la cabeza para ir por la senda de la fotografía, ¿por qué un cambio tan drástico para volver a la casilla de salida?  

De siempre me gustaba el cine y me atraía mucho el mundo de la imagen. A los treinta todo el mundo se casa para tener hijos. Yo di un bandazo, abandoné un trabajo fijo y me puse a estudiar otra cosa, fotografía en la Escuela de Artes y Oficios.

¿Hubo alguien cercano que le metió el gusanillo de la fotografía?

¡Qué va! Toda la familia me lo desaconsejaba. ¡Cómo te vas a ir de un puesto fijo! Antes yo tan monina con mi “batica” y ahora te ven zapateando y sudando. En mi casa no faltaba el periódico, me gustaba leerlo y me fijaba mucho en las fotos de prensa, siempre he sido muy curiosa. Jamás imaginé que podía ser mi profesión.

¿Y la primera cámara?

Cuando terminé los estudios me regalaron una cámara de fotos, analógica, una Yashica réflex con un 50 mm.

¿Conserva aquella Yashica?

No, me da pena. Era un ladrillo, seguramente acabé vendiéndola para empezar a estudiar. Como Fotografía era cara, la gente que estaba en ese mundo tenían dinero o por herencia de padres o abuelos.

Sus reportajes gráficos cumplen con el requisito de ser noticia, adicionalmente añaden la singularidad de una componente artística.

Hay que tener en cuenta que mi formación es en Fotografía de la Escuela de Artes y Oficios, después hice prácticas en la agencia Magnum de Londres con una beca del Gobierno de Navarra.

¿Se considera una privilegiada por haber realizado prácticas en Magnum, el sancta sanctórum del reporterismo gráfico?

Sí, por eso estoy agradecida a Clemente y a Carolina. Si no es por ellos, podría haber acabado en un pueblo cercano a Londres aprendiendo inglés, pero vendiendo carretes. A los dos días de llegar, en septiembre de 2001, ocurrió el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York. Llegaban miles de fotos. Allí me di cuenta que me apetecía estar donde suceden las cosas. Es algo que lo consigues con el reportaje de prensa.

A su regreso hizo prácticas en la sección de Fotografía de Diario de Navarra (DN), ¿qué recuerda de aquella experiencia?

Mi primera salida fue a un accidente laboral en Lecumberri, estaba sola, todos los fotógrafos habían salido. Al ver el resultado, Jorge Nagore me dijo “Está bien, resuelves bien, sabes hacer fotos. Pero te diré si vales o no vales cuando pasen diez años”.

¿El repórter gráfico de prensa es sacrificado?

La prensa desgasta mucho. Aquellos tiempos eran muy duros, podía haber un atentado en cualquier momento. Ayer, por ejemplo, comencé a trabajar a las 9 y media de la mañana y volví a casa a las 9 y media de la noche. Otros días no tienes nada. Esos cambios de ritmo son brutales. Si no hubiese hecho las prácticas en DN, no habría sido fotoperiodista.

¿Cómo entró en Efe?

Después de las prácticas me llamaron de Efe para trabajar como freelance haciendo sustituciones. Ahora estoy en plantilla, me han reconocido la antigüedad.

Nos dice que la prensa desgasta, por ejemplo ¿qué hizo el Domingo de Resurrección?

Me levanté a las seis de la mañana que en realidad por el cambio horario eran las cinco. Marché con Jonan a Tudela para cubrir la procesión y la “Bajadica” del Ángel. Nos vinimos a toda pastilla para el Aberri Eguna, el servicio de seguridad nos obligaba a estar detrás de una bandera gigante. Estaba lloviendo y vine calada, me tuve que cambiar por completo. Por la tarde la Final del Campeonato de Pelota por parejas en el Navarra Arena.

Son tres temas potentes para cubrir en un mismo día

Sin embargo, lo peor son las dificultades añadidas que te impiden trabajar con naturalidad, sin libertad, ni siquiera en la calle. En el frontón, ¡aquí no podéis estar! Todo pegas.

¿Qué dificultades encuentra en concentraciones masificadas?

Los espectadores con los móviles en los eventos masificados, como en el caso del Carnaval de Ituren. Los móviles aportan información y será un bonito recuerdo para el día de mañana, pero entorpecen el quehacer del profesional.

¿Cree que hay demasiada testosterona en el mundo de fotoperiodismo?

Sí, sí que hay. Hay temas que nos cuesta a las mujeres. Tú no pasas, pero se callan cuando ven a un tío cachas con cámara. A mí no me dejaron entrar a un vestuario de hombres durante la celebración de un ascenso. Es muy triste. No entiendo por qué. Al vestuario del Itxako de chicas, podían entrar los tíos. El Portland dejaba pasar. El balonmano ha sido más normal.

¿A qué es debido que World Press Photo haya un porcentaje mínimo de mujeres?

Antes era un 15%, no sé si ha cambiado. La mayoría son hombres porque son conflictos bélicos. En la agencia Efe estamos 2 chicas de unos treinta.

Y en su caso, ¿le permite el trabajo la conciliación familiar?

Mi situación es sin pareja, sin hijos: ni conciliación, ni nada. Tenía una pareja estable de 13 años y cuando empecé con esto se acabó.

¿Es tan absorbente y complicado el fotoperiodismo de agencia?

Para un hombre no lo sé. Para una mujer, para mí, es muy complicado.

Sabiendo eso, ¿qué se va a encontrar una mujer en el reporterismo gráfico?

Ella se va a dar cuenta, las chicas somos muy listas. Me pasó a mí. Es un trabajo en el que ya no hay contratos, todo el mundo es freelance. Pero no me intentes convencer de que esto es normal. Yo venía de otra profesión con una situación estable, tenía buen sueldo y vacaciones; si hacía una guardia me la pagaban. Pasé a una situación precaria que si no trabajaba no ganaba. La que sea terca y peleona, como me pasó a mí, lo hará. A mí me salió.

Con este panorama que pinta, ¿qué consejo daría a una chica que quiera ser fotoperiodista?

Pelear, pelear e intentar hacerse un hueco. Si es lo que quiere, por lo menos intentarlo.

¿Utiliza Photoshop o filtros?

Al llegar de Londres, como no tenía trabajo, me apunté a un curso de Photoshop de trescientas horas. Utilizo los ajustes mínimos, contrastar un poco más o menos. Algo parecido de lo que pasaba la foto analógica. Todo lo que pueda hacer en la toma, déjate de pamplinas. En la agencia se mantiene. Además, ahora con la inmediatez de enviar a la nube directamente de cámara, estamos volviendo a lo de antes: encuadrar y disparar.

¿En dónde se siente más a gusto: reportaje tranquilo, conflictos, deporte, carnavales…?

Me siento a gusto con todo, porque una cosa se complementa con otra. Cuando pasas de una situación de mucha tensión te permite hacer un reportaje tranquilo. Está encadenado uno con otro. Aquí no eres fotógrafo a la carta. Tienes que ser chica/chico para todo. No puedes decir que sólo me siento a gusto en el reportaje tranquilo.

¿Se ve atraída por el reportaje de conflictos?

Veo eso a la gente joven que espera que en una “manifa” haya bronca. No obstante, para mí las broncas de los abuelillos son geniales; por ejemplo, el otro día la de los tractores.

¿Su libro iWay es el compendio de cuantos años de peregrinación?

Es de cuatro años, hay más de cuatro rutas. Algún año he podido hacer más de un camino.

¿Cuántos caminos ha completado?

 Este año he hecho 19 caminos enteros. Eso es lo de menos.

¿Hacer el Camino supone algo vinculado a lo espiritual?

¡Hombre también! El Camino tiene un origen religioso. Hay algo. A mí lo que me da es libertad y paz. Ahí me siento libre.

La mayoría de la gente que hace el Camino va sola. ¿Ese es su caso?

Se trata de pasar tiempo conmigo mismo. En mi trabajo es imposible.

¿Las fotos de iWay son de teléfono móvil, no lleva cámara?

Antes llevaba. Te adaptas a lo que tienes es otro tipo de fotografía, hay que asumirlo.

Salvo el capítulo final con fotos en color, ¿por qué el resto son en blanco y negro?

Yo entiendo la fotografía en blanco y negro.

¿Una fotografía tomada originalmente en color luego la cambia a blanco y negro?

Hago un poco de todo. Hay fotos que las ves en color. Hay otras que con la aplicación la cambio a blanco y negro porque la veo y la entiendo en blanco y negro. Eso es herencia de haber iniciado en fotografía analógica. Hoy con el ritmo que ha cogido la prensa eso es inviable. Me da igual que me llamen romántica.

Explíquenos la foto del toro solo en los corralillos de Santo Domingo.

Tiene gracia ver a un toro “solico” en los corralillos de Santo Domingo. La foto que tiene su historia. Uno de los toros de José Escolar, que debutaban el 11 de julio de 2015, se dio la vuelta a la altura de la hornacina de San Fermín para regresar a los corralillos. Tuvieron que llevarlo con mansos hasta los Corrales del Gas, el recorrido del encierrillo en sentido inverso, y de allí a la plaza de toros en camión. Esta anomalía ha tenido hasta ocho precedentes en las primeras décadas del siglo XX.

¿Y la foto de la cogida en la curva de Mercaderes?

El 14 de julio de 2014 un Miura cogió a un australiano en Estafeta junto a la curva de Mercaderes, la herida era superficial le rasgó la piel del muslo, dejando al aire el tejido adiposo. El corredor huyó en sentido contrario al recorrido, el Miura le seguía acosando. En mi vida he visto una persecución de un toro a un corredor como la de aquel día. El australiano alcanzó el vallado de Mercaderes, pero el toro le empitonó nuevamente. Lograron meterlo adentro con la ayuda de un policía municipal, entonces el toro enrabietado levantó el vallado.

¿No es una foto dura?

Sí, la foto es muy dura, tiene además su anécdota. Pachi Calleja decía que iba a hacer una trilogía del encierro que la titularía “Madrugar para nada”.  Le dije que quería incorporarme a esa trilogía pues nunca había tenido una cogida. Tenía revolcones sí, pero nada más. Cuando Calleja vio mi foto en el periódico, me envió un mensaje: “Traidora. Le comunico que queda usted excluida de la trilogía ‘Madrugar para nada’”. ¡Que manera más original, entrañable y elegante de dar la enhorabuena a un compañero!

Hace unos días ha fallecido Ramón Masats, ¿qué opina de él?

De Masats me ha gustado mucho las fotos verticales. Hay muy poca foto vertical. Yo también hago fotos verticales. Me dicen que no nos sirve para la web. Cuando hago una foto no estoy pensando en la web.


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Villar López, la fotógrafa navarra que lo dejó todo por su pasión: "Abandoné un trabajo fijo"